¡Volvió la alegría, volvió el chirriar de cucharas
en el asfalto, volvió la sana manocompetición a copar el Parque Chacabuco! En
un sábado que amaneció con clima agradable, se dio la apertura de una nueva
temporada del Campeonato APAMACO de Manocompetición, la octava, la
correspondiente a 2017. Como es costumbre, la fecha inicial llevó por nombre
“G.P. Homenaje a José Froilán González”, el popular Cabezón y se utilizaron
autos de la Fórmula APAMACO (ex Fórmula Libre). Tuvimos regresos que alegraron,
por primera vez el ex campeón, “Chamuyo” Mossato lucía el 26 y también por
primera vez, el campeón vigente faltaba a una cita inaugural ¿Miedo escénico,
pánico? En el siguiente round veremos qué acontece.
Una muy buena cantidad de pilotos coparon el
parque, ansiosos por dejar atrás las vacaciones y dar comienzo al intento por
alzarse con la corona en juego, veintinueve almas que desoyeron los cantos de
sirena y se aprestaron a jugar como cuando eran chicos sin importarle cual iba
a ser su posición final.
Decir que la verificación técnica, la clasificación
y la largada fueron puntuales es contar un hecho que se hizo costumbre en la
Asociación. Decir que todos los autos estuvieron en regla al momento de iniciar
el contacto con la pista, es ser redundante. Decir que no hubo apercibimientos
en la verificación técnica es una buena noticia, Decir que hubo una atmósfera
inmejorable entre los participantes es contar que vamos por el mejor camino.
En un hecho inusual, la pole position se la llevó
el mago de las desventuras Luís Rocha, cuya cara dibujaba una sonrisa y miraba
de reojo y con sorna al cronista como diciendo “¿qué vas a escribir ahora?”…
tiempo al tiempo Luisito, que de enero a enero la plata es del banquero.
Segundo resultó Ale Weiner, a quien apodan “Cebollita” en ACAM y no quisimos
averiguar por qué, tercero José De Luca, copando la primera fila mientras que en
la segunda, se afilaban los dedos Guille Colombo, Chugo Toaldo y Ariel Sánchez,
con “El Escolar” funcionando como un tren.
Cuando el semáforo mutó de rojo a verde, Ariel
saltó a la punta como si al “Escolar” lo corriera el padre Grassi, tomando
distancia de sus seguidores, entre los cuales no estaba el Mago que no esperó
mucho tiempo para comenzar con su rosario de yerros. La sonrisita se le había
borrado y sentía la ausencia de su hermanito, Fernando, el Macana menor, que es
tan malo como él. Detrás de Ariel, pugnaban por escoltarlo José, Guille,
“Cebollita” y Cristian Mesuraco, que venía del fondo como una tromba.
El circuito presentaba una dificultad que era la
interminable recta principal, sepulcro de buenas actuaciones, y una novedad, la
bifurcación en dos a la salida del pequeño tramo luego de la recta. Allí se
podía elegir cuál de los dos tramos tomar si había pista libre o la densidad de
autos hacía que se tomara el menos perjudicial, sin poder seguir una estrategia
planeada. Una buena elección podía hacer ganar tiros y una mala, perderlos. Una
linda experiencia que ayudó a tornar incierto cualquier resultado.
Al entrar a la recta principal por primera vez, “El
Escolar” tuvo un desliz y dejó en punta a José, que traía a su Renault prendida
fuego, perseguido por Cristian, Mossato, Ale, Raul Campero, el Gaita González,
Chugo, Omar Garayalde y el resto. La segunda vuelta fue un solo de José que
hizo infructuoso cualquier esfuerzo por alcanzarlo. Eso si, detrás se daba un
duelo rueda a rueda entre “Cebollita” y Cristian que tenían frente a ellos, un
dilema ¿Arriesgar para cazar al puntero y si les salía mal iban a ser cazados o
mantenerse a la espera de un error para llegar a la punta? Se vio que fueron
por la opción dos y estuvo bien, José era un punto lejano en el horizonte y
quizás arriesgar los hubiera hundido en el clasificador.
La tónica de la tercera vuelta fue la misma que la
anterior, salvo que el paso por la bifurcación juntó a los competidores que
ocupaban del cuarto al decimosegundo puesto. Alli se intercambiaban posiciones
en forma permanente. Adelante seguía navegando José, tranquilo, mientras
Cristian y “Cebollita” se miraban de ventanilla a ventanilla, tratando de
adivinar la jugada del rival.
Pero algo se quebró, José se quedó corto al
transitar el rectilíneo que terminaba en el amplio curvón de entrada a la recta
principal y sus dos perseguidores acortaron distancia. A pesar de todo, cuando
desandaron ese curvón, José mantenía una buena ventaja pero los escoltas ya
estaban en el mismo tiro y con la meta esperando al final de la recta. El tema
a definir era que tiro hacer, la recta era muy difícil de cumplimentar en uno solo,
tampoco se podía arriesgar a hacer uno demasiado corto ya que podían superarlo
y José optó por arriesgar. No le fue bien y aprovecharon a superarlo “Cebollita”
y Cristian. Tan mal le fue al 32 que volvió a circular por el pasto y cayó
hasta el sexto lugar. Otro que dilapidó una buena actuación en la última pasada
por la recta y le hubiera reportado el quinto puesto fue Marcelo Lauria con
tres intentos fallidos. “Bebe” Cassanello fue otro que anduvo más por fuera que
por dentro de la zona con su remise color crema, muestra que tamaña recta era
el problema a resolver.
Al bajarse la cuadriculada, Ale Weiner se llevó el
tie break para ganar el match y Cristian Mesuraco lo escoltó muy cerca dejando
el tercer escalón del podio al Gaita que se lo sopló con el último aliento a
Ariel y su camioneta escolar. Quinto con su tablet fue Chapo, sexto José,
séptimo Guille Colombo, seguido del decadente ex campeón Mossato, Luis Tebes en
una excelente actuación en su vuelta y Chugo Toaldo.
En los Juniors, el triunfo por amplio margen se lo
llevó Nachito Toaldo, que estuvo entremezclado en la mitad del pelotón de los
Seniors durante las dos vueltas que recorren los pibes. Astor Garayalde lo
escoltó y sobre el final Pedro Velazco se quedó con el peldaño más bajo del
podio al superar a Demian Mesuraco y su Crespi Tornado.
Comienzo auspicioso para un año que pinta para ser
muy bueno en lo deportivo y excelso a nivel grupal. Todo lo que no puede
destruir, fortalece, da fuerzas si escasean para demostrar que este juego en
APAMACO tiene más vitalidad que nunca. El que estuvo el sábado, lo vivió.