MUY IMPORTANTE

Si algún término o párrafo de los reglamentos vigentes, pudiese dar origen a cualquier tipo de dudas, se solicita que el participante se abstenga de interpretarlo según su propio y personal criterio y se lo comunique a la C.D. de APAMACO, ÚNICAMENTE a través de mensaje privado, para su correspondiente aclaración.

Muchas gracias

HISTORIA DE APAMACO

APAMACO

FUNDADORES

ARAMBURU, JOSE
LAURIA. MARCELO
MAZZITELLO. JOSE LUIS
MOSSATO. FABIAN
ROMERO. GUILLERMO
VIVO. MARCELO

 INICIOS

¿A quién no le gusta emular las proezas de nuestros deportistas favoritos? En el caso del automovilismo no es fácil hacerlo pero el ingenio popular es una fuente maravillosa de inspiración. Los pibes de algunas generaciones anteriores tuvieron una excelente idea cuando aprovecharon sus autos de juguete, le dieron peso y los usaban para competir, tal como los ases de las pistas.

¿Cómo los impulsaban si no tenían motores? De la forma más sencilla y fácil, con su mano hábil y recorrían circuitos dibujados en la vereda, patios y calles de barrio con poco tránsito, lugares de tierra y también arena cuando llegaban las vacaciones en la playa. Una variante era utilizar los cordones de la vereda, una verdadera aventura de precisión y habilidad.

La génesis de este juego se remonta a la mitad del siglo XX cuando se comenzaron a utilizar autos de juguete, que eran fabricados huecos, y se los rellenaba con cualquier elemento que sirviera para darle peso. Generalmente, cuando personas mayores que lo han practicado nos cuentan, las formas eran de las cupecitas de TC, ésas que Fangio, los Gálvez, Marimóm y otros arriesgados, hacían volar por los todavía precarios caminos de país.

En los años 60/70 con la aparición de los autitos hechos de plástico soplado/inyectado/inflado, comenzó una nueva etapa ya que a la facilidad de rellenarlos por ser piezas completas y no ahuecadas, se le sumó la particularidad de agregar una cuchara de postre en la trompa y quitarle las ruedas delanteras para que el deslizamiento por la “pista” fuera mejor y el tiro más recto.

La situación del país a mediados de los 80 con la desaparición de las fábricas que los manufacturaban debido a la fuerte política de desindustrialización, provocó la desaparición del juego, lo que llevó que al día de hoy, haya algunas generaciones de jóvenes que no conozcan nuestro hobby.

En el año 2005, un grupo de personas decidió reflotar esta actividad y realizó una competencia en el Parque Rivadavia (C.A.B.A.) con singular éxito. Más adelante, una conocida revista de automovilismo auspició un Torneo con autos de TC y allí comenzó a tomar otra dimensión, con mucha más organización y participantes.

En el año 2008 y raíz de lo sucedido el año anterior, un feriante del Parque Rivadavia tuvo la idea de organizar un campeonato de F1, con más fechas. Esa situación se prolongó hasta el año 2009 con bastante informalidad. A fines de ese año, viernes 18 de diciembre, debido a diferencias en la organización y fiscalización del campeonato, se planteó la fundación de una Asociación que nucleara a todos aquellos que quisieran participar en el hobby/juego.

De esta manera, a principios del año 2010 se constituye APAMACO (Asociación de Pilotos de Autos a Manocontrol), que en ese momento contaba con cinco personas que participaron en aquella carrera de resurgimiento en 2005. Se programaron las fechas del campeonato, se hizo hincapié en el mejoramiento de la estética y se confeccionaron reglamentos deportivos, técnicos y para cada categoría en particular.

A partir de allí, todo es historia reciente. Nada detuvo el crecimiento de la Asociación, llegando hasta a incidir en la fundación de otras asociaciones tanto dentro de C.A.B.A. como en la provincia de Buenos Aires y el interior del país.

En 2015, transitamos la sexta temporada con un éxito creciente, ya que se llegó a tener difusión radial, gráfica y televisiva. Debido a una situación no forzada, cambiamos el nombre por Asociación de Pilotos de Autos a Manocompetición, manteniendo la sigla APAMACO y también el espíritu que anima este juego.
Esperemos seguir escribiendo la historia de la mejor manera posible como un modesto legado para las próximas generaciones.

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